Hace 25 años la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobaba en Nueva York la Convención sobre los Derechos de la Infancia, el primer tratado internacional dedicado exclusivamente a los niños, que reconoce sus derechos específicos que los Estados del mundo se comprometen a defender. La Convención fue ratificada por 194 países, convirtiéndose así en el tratado humanitario más ratificado de la historia.
Todavía queda mucho por hacer para garantizar a todos los niños la salud, la escolarización, la protección contra la violencia y muchos otros derechos que están incluidos en la Convención, pero en estos 25 años se ha recorrido ya un largo trecho de camino, y se está difundiendo cada vez más la cultura de la protección de la infancia, tanto a nivel legislativ como a nivel de acciones concretas.
Entre los derechos que garantiza la Convención está el derecho a tener un nombre y una identidad legal. En estos años hemos asistido a una gran concienciazión de la importancia del certificado de nacimiento. Sant'Egidio ha organizado dos conferencias panafricanas sobre este tema, y a finales de noviembre, en Tailandia, en Bangkok, se celebrará la primera conferencia asiática dedicada al registro civil y a las estadísticas demográficas. Algunos estados han empezado procesos para mejorar sus sistemas de inscripción de los nacimientos y sus sistemas de registro civil.
El programa de la Comunidad de Sant'Egidio BRAVO! empezó precisamente para facilitar la inscripción de los nacimientos. Empezó con acciones de la sociedad civil para ayudar a las familias más vulnerables a realizar todos los trámites para obtener el certificado de nacimiento, y desde 2008 empezó a ayudar a Burkina Faso y a Mozambique para reforzar todo su sistema de registro civil nacional. Los frutos de ese trabajo ya son muy importantes: miles de niños y sus familias han dejado de ser invisibles, y las reformas estructurales aplicadas están haciendo que este avance en los índices de inscripción sea duradero.
La de hoy es también para nosotros una fecha para celebrar junto a muchos niños, voluntarios, agentes del registro civil, funcionarios con los que colaboramos y con los que esperamos recorrer un largo camino juntos, para que todos los niños del mundo tengan un nombre. |