Superar la resignación ante un mundo dividido por el miedo mutuo, por los prejuicios, por la violencia, para dar vida a un nuevo inicio en las relaciones entre Oriente y Occidente.
Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant'Egidio, concluye con este compromiso los dos días de Florencia "Oriente y Occidente: diálogos de civilización", que ha contado con la presencia de personalidades del mundo islámico del calibre del Gran imán de Al-Azhar, Al Tayyeb, y de europeos, como Andrea Riccardi y Romano Prodi.
Un diálogo franco y abierto, que no ha evitado los obstáculos de lo que, en palabras de Al Tayyeb, parece ser un "enfrentamiento asustado", pero que no debe impedir un encuentro entre "sabios", que permitan explorar las vías de la colaboración y del acercamiento entre las dos civilizaciones.
"Debemos trabajar para crear un mundo nuevo, una nueva confianza, tal vez una confianza que nunca ha existido. Pero hoy hay algo nuevo, gracias también a la conferencia de Florencia", ha dicho Impagliazzo recordando las palabras de Andrea Riccardi sobre el uso de la violencia para imponerse a los demás: "Debemos reconocer que toda guerra es un fracaso".
Los nuevos escenarios de la globalización y de las guerras requieren un "aggiornamento" también en Oriente, según el modelo del que se produjo en la Iglesia católica con el Concilio Vaticano II. Eso no comporta un debilitamiento de la identidad de cada uno, sino que, por el contrario, la refuerza. Nuestro tiempo "necesita las religiones", y estas tienen mucho que decir a los estados, también a los que convierten la laicidad en su bandera, como ha explicado el historiador Olivier Roy.
Como conclusión se abrieron grandes cuestiones que son comunes a Oriente y a Occidente:
el tema de la educación y de las jóvenes generaciones. Es doloroso ver cómo "foreign fighters" van al frente de los conflictos en curso, provenientes tanto de las periferias de las grandes ciudades europeas como de los países de Oriente Medio;
la humanización de las sociedades, también a nivel jurídico, que ha traído por ejemplo a Europa la abolición de la pena de muerte, mientras deseamos que se abra un debate sobre este tema también en las sociedades orientales.
La agenda está por escribir: "Ustedes –ha concluido Impagliazzo– han dado un paso de acercamiento viviendo a Occidente, y eso nos pide a nosotros hacer lo mismo". El objetivo es continuar estos "encuentros de civilización", que sin duda favorecen el diálogo y la paz. |