Haití un año después: recomenzar por los niños. Este es el mensaje que la Comunidad de Sant’Egidio, presente en la isla caribeña con tres grupos de jóvenes en Port-au-Prince, Cap-Haitien y Anse-à-Veau, lanza el día del aniversario de aquel trágico 12 de enero de 2010.
La catástrofe humanitaria parecía indicar, al final de un decenio marcado por los conflictos, el primero del nuevo siglo, la necesidad hacia un cambio en la política global bajo el signo de la solidaridad. Por este motivo, a través de los doce meses que han transcurrido, la acción de Sant’Egidio ha sido de una verdadera reconstrucción material, humana y moral, sobre todo entre los jóvenes y los niños.
Entre estos signos de renacimiento, el de una Casa Familia para 12 niños, de entre 3 y 5 años, cuyas familias perdieron su hogar por el terremoto. Cuando llegaron a esta nueva casa, presentaban síntomas preocupantes de malnutrición. Seis de ellos, son huérfanos de ambos progenitores, y la mayoría han perdido a uno de ellos. La Casa, gestionada en colaboración con las hermanas de “Notre-Dame Marie”, es el puerto para zarpar hacia una vida diferente. Es un antídoto eficaz para que no se conviertan en niños de la calle por las dificultades, la miseria y la explotación.
En este sentido, otro signo de renacimiento han sido las Escuelas de la Paz, que casi cada tarde, en las tres ciudades de la isla donde está presente la Comunidad, acogen a cerca de unos 200 niños, de barrios marginales y violentos, como La Saline en la capital. Allí aprenden, no solo a estudiar, sino a vivir juntos y a respetarse.
Durante este año, las tensiones y las polémicas han sido constantes en Haití, afectado también por una grave epidemia de cólera. La intervención de la Comunidad de Sant’Egidio es el inicio de una respuesta convincente para el futuro del país, sobre todo por como se ha desarrollado. El punto clave han sido los mismos haitianos. Ellos, especialmente los jóvenes, se han hecho cargo de las ayudas a la población. Las numerosas distribuciones de alimentos, ropa y medicamentos que Sant’Egidio ha organizado desde los primeros días después de la devastación del terremoto, se han producido en un clima tranquilo, incluso festivo, sin confrontaciones o disturbios armados.
En un clima creciente de acusaciones hacia las onegés por injerencia e ineficacia y contra las instituciones públicas por haber desviado fondos hacia fines electorales, el método de Sant’Egidio basado en una total gratuidad, es un modelo para reconstruir realmente el futuro de este malogrado país latinoamericano. |