Se quedaron sin nada más de trescientos trabajadores extranjeros del barco Costa Concordia, que naufragó hace dos días en la isla del Giglio. Se trata de 180 ciudadanos filipinos y 170 indonesios, que, lejos de las casas de sus familias, se dirigieron a la Comunidad de Sant'Egidio para recibir ayuda.
Desde la ciudad ecosolidaria de Roma, el centro donde la Comunidad de Sant’Egidio recoge y organiza productos alimentarios, ropa y otras ayudas –fruto de las recogidas de la Comunidad y de la solidaridad de muchos– se prepararon y se entregaron rápidamente abrigos, zapatos y ropa de abrigo para los trabajadores náufragos. |