COSTRUir un mundo sin violencia.
ES EL COMPROMISO DE LOS JÓVENES EUROPEOS TRAS ESCUCHAR EL TESTIMONIO DE LOS SUPERVIVIENTES DEL HORROR DE LA SHOÁ Y DEL PORRAIMOS, EL GENOCIDIO DE LOS GITANOS DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
“Las llamas del crematorio se apagaron, pero quizás vosotros habéis sentido todavía el calor. Estamos en Cracovia y en Auschwitz porque el racismo, el mal, el odio, todavía arden. Judíos, gitanos y otras minorías todavía son amenazadas. No queremos permitir que de esas brasas surja otro incendio. Para evitarlo os pedimos ayuda a vosotros jóvenes. ¡Ayudad, ayudad, ayudad!”. Con este llamamiento elocuente Béla Varga, judío húngaro superviviente de la deportación nazi durante la segunda guerra mundial, concluyó su intervención ante una sala llena de jóvenes europeos, estudiantes de escuelas superiores. Eran centenares de jóvenes provenientes de varios países (República Checa, Italia, Polonia, Rumania, Rusia, Eslovaquia, Ucrania, Hungría), reunidos en Cracovia invitados por la Comunidad de Sant'Egidio. Tocados por el testimonio de quien de joven vivió y vio el horror de la Shoá, quisieron homenajear al anciano superviviente con una gran ovación de pié manifestando el compromiso a responder el llamamiento que les había dirigido.
¿Cómo construir un futuro sin violencia? Esta fue la pregunta a la que se dedicó la primera jornada de la 3a Edición del Encuentro Internacional “Jóvenes europeos por un mundo sin violencia”. Es la pregunta que nace del trabajo de la Comunidad de Sant'Egidio en muchas ciudades europeas, donde se están multiplicando las iniciativas para difundir una cultura de la solidaridad, de la convivencia y del diálogo, con una atención particular al mundo juvenil. Encuentros públicos sobre el antisemitismo en Kiev, iniciativas para contrarrestar las manifestaciones de violento antigitanismo en Praga y en Budapest, conferencias sobre la solidaridad con los sin techo en Varsovia, Bratislava y Moscú, o con los ancianos en Bucarest. Esta pregunta se ha fortalecido a lo largo del intenso itinerario de preparación que ha llevado hasta el Encuentro de Cracovia-Auschwitz.
No sólo estudiantes de bachillerato, también varios centenares de universitarios han llegado a la ciudad polaca. Contemporáneamente en otra sala escucharon las palabras de Zeev Tibi Ram, superviviente del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, que testimonió como en la deshumanidad del nazismo fue posible salvar la humanidad: “Vi mucho sufrimiento y yo sufrí mucho – dijo conmovido –. Pero no conozco la palabra venganza ni la palabra odio. En las personas yo veo al hombre, sin judicar ni despreciar. Sois jóvenes que tenéis que construir una sociedad mejor. Ha llegado vuestro turno de construir un mundo más humano”. También habló Rita Prigmore, una mujer gitana de Würzburg (Alemania), que fue víctima de los experimentos médicos nazis, y fue escuchada con un gran interés por la asamblea: “Estar con Sant’Egidio me da la esperanza de encontrar jóvenes que quieren construir un mundo sin violencia. Es la única esperanza para el futuro. Os invito a no juzgar a los demás. Cada uno es ante todo un hombre”.
Mañana, los pasos de más de 1.500 jóvenes se moverán hacia el campo de Auschwitz. “Visitaremos Auschwitz libres, porque durante estos días nos hemos liberado del germen del mal, de la violencia, del prejuicio – concluyó monseñor Marco Gnavi de la Comunidad de Sant'Egidio –. No queremos ser esclavos de una lógica que envenena. Juntos tendremos menos miedo. Nos tenemos que liberar de la coraza de la indiferencia y de la violencia para desarmarnos”. Este será el programa y el compromiso para la segunda jornada del Encuentro de los jóvenes europeos.
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Entrevista en la radio vaticana (IT) |