Durante su visita a El Salvador, Andrea Riccardi quiso visitar la tumba de monseñor Óscar Arnulfo Romero para rendir homenaje al arzobispo mártir que dio su vida por testimoniar, en medio de la violencia que lo rodeaba, su amor por el Evangelio y por los pobres.
La tumba, donde está representado el obispo recostado y rodeado por 4 figuras que llevan en sus manos el Evangelio, es la meta de peregrinaciones y lugar de devoción para muchos salvadoreños.
El deseo de un El Salvador en paz fue el centro de los encuentros de Andrea Riccardi con los Jóvenes por la Paz, jóvenes entre 13 y 20 años provenientes de varias zonas del país, que representan un recurso de paz con su trabajo en los barrios, al lado de los ancianos o con los niños de la Escuela de la Paz.
Uno de esos encuentros tuvo lugar en Chanmico, un pueblo de "desplazados" por el terremoto de 2001. Está fuera de la capital, aislado, y en los últimos años se ha convertido en terreno abonado para la difusión de las maras. La Comunidad de Sant'Egidio de San Salvador, que inmediatamente después del terremoto ayudó a los supervivientes del seísmo que acampaban en la ciudad, cuando nació el pueblo, "siguió" a las familias hasta Chanmico. Años de amistad fiel y tenaz han permitido que una generación de niños crezcan en la Escuela de la Paz. Nació así una Comunidad de jóvenes que quieren trabajar para mejorar su barrio. Así lo manifestaron con alegría y valentía en la asamblea que cerró la visita de Andrea Riccardi, en la que participaron también muchos niños con sus familias y los ancianos.
Después Andrea Riccardi se reunió, en la casa de la Comunidad, con los Jóvenes por la Paz de todo El Salvador reunidos en asamblea. Muchos, animados por ese encuentro, manifestaron su deseo de ser un recurso de paz para El Salvador.
Asamblea con los Jóvenes por la Paz |
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