La Jornada Mundial de la Paz, instituida en 1968 por el papa Pablo VI, se conmemoró esta semana en Catalunya con varias eucaristías y plegarias preparadas por las comisiones territoriales de Justícia i Pau y con la marcha organizada por la Comunidad de San Egidio en Barcelona. Este año el mensaje enviado por el papa Francisco tenía por lema: "No esclavos, sino hermanos".
Uno de los actos más destacados fue el del pasado jueves 1 de enero, a las 18.30 horas. Unas 150 personas hicieron una marcha por la paz desde el Portal de l'Àngel hasta la plaza de Sant Jaume de Barcelona. Esta es una iniciativa de la comunidad de San Egidio que organiza por decimotercer año consecutivo en 700 ciudades de 78 países de todo el mundo. El acto de Barcelona, que fue encabezado por el lema "Pau arreu de la Terra" concluyó con la lectura de un manifiesto de adhesión al mensaje de paz del papa Francisco y la intervención de diversos testimonios.
Por la mañana en la catedral de Barcelona se celebró una eucaristía presidida por el arzobispo Lluís Martínez Sistach, que al igual que otras en Badalona, Sant Just Desvern y Terrassa, organizadas por Justícia i Pau sirvieron para reflexionar y rezar sobre los nuevos horizontes de paz.
El Papa en su mensaje enviado el pasado 8 de diciembre, que sirve también de bienvenida al año nuevo, se refirió a los "múltiples rostros de la esclavitud de antes y de ahora". Una forma de evidenciar que la paz no solo se resquebraja a partir de las guerras. Francisco citó, en concreto, a "tantos trabajadores y trabajadoras, incluso menores, oprimidos de manera formal o informal en todos los sectores, desde el trabajo doméstico al de la agricultura, de la industria manufacturera a la minería".
También se refirió el pontífice a "las condiciones de vida de muchos emigrantes que, en su dramático viaje para alcanzar un mundo mejor, sufren hambre, se ven privados de la libertad o desposeídos de sus bienes. De ellos también, añadió, "se abusa físicamente y sexualmente". Hubo referencias, asimismo, por cómo a esos mismos inmigrantes, al llegar a su destino, "son detenidos en condiciones a veces inhumanas" o se "ven obligados a la clandestinidad".
El Papa también hizo mención especial a "las personas obligadas a ejercer la prostitución", "las mujeres obligadas a casarse o aquellas que son vendidas", "los niños y adultos que son víctimas del tráfico y comercialización para la extracción de órganos, para ser reclutados como soldados, para la mendicidad. para actividades ilegales como la producción o venta de drogas o para formas encubiertas de adopción internacional". Y finalmente Francisco hizo un llamamiento a "globalizar la fraternidad, no la esclavitud ni la indiferencia", aunque como ya es habitual en él apuntó directamente a las empresas para que garanticen a sus empleados condiciones de trabajo dignas y sueldos adecuados, y les encomendó a "vigilar para que no se produzcan en las cadenas de distribución formas de servitud o tráfico de personas". Una responsabilidad que extendió tanto a los consumidores como a los Estados y las organizaciones intergubernamentales.
La Comunidad de Sant Egidi organizó también el día de navidad la ya tradicional comida ( se viene organizando desde hace 32 años) para los pobres en más de 600 ciudades de todo el mundo. Son comidas que generalmente se ofrecen en iglesias que, por un día, se transforman en grandes comedores para los poderes y las personas necesitadas. Italia, Alemania, Rusia, Francia, Portugal, Austria, Mozambique, Burkina Faso, Camerún, Madagascar, Filipinas o Indonesia son algunos de los países donde se celebra.
En Catalunya participaron este año unas 1.500 personas en tres comidas celebradas en Barcelona (en la basílica de los Sants Màrtirs Just i Pastor, Tarragona y Manresa (Bages). Más de 600 voluntarios de todas las edades dejaron constancia de su solidaridad aportando un regalo, unos turrones, preparando la comida,... En definitiva, poniendo a disposición su tiempo preparando la comida y sirviéndola después. Una gran familia -extranjeros, ancianos, familias gitanas, niños..., de diversas culturas y procedencias-, unida por un fuerte lazo de amistad con la Comunidad de San Egidio sentados alrededor de una misma mesa. El arte de la convivencia.
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