El año pasado fue la canciller democristiana alemana, y este le toca al primer ministro italiano tecnócrata. Angela Merkel habló de crisis en Múnich y Mario Monti está abocado a abordarla esta tarde en Sarajevo. El encuentro interreligioso por la paz que desde 1986 convoca la Comunidad de San Egidio, movimiento internacional de laicos católicos, ha escuchado siempre voces de políticos en sus cumbres, en el convencimiento de que no hay paz posible sin política y economía saludables. En tiempos de Juan Pablo II se les consideraba brazo diplomático oficioso de la Santa Sede, y se ganaron el sobrenombre de la ONU del Trastévere, por el barrio romano en que nacieron en 1968 –en una iglesia chica dedicada a san Egidio– de la mano del profesor Andrea Riccardi, hoy ministro de Cooperación en el Ejecutivo de Monti. Así, contribuyeron en 1992 al acuerdo de paz en Mozambique tras 16 años de guerra civil. A escala europea, se atrevieron también con ETA, pero no funcionó. Ejercen de hecho aún hoy esa diplomacia paralela, aunque Benedicto XVI es un papa menos proclive a confiar encargos especiales a los movimientos. El 11-S fue un torpedo para el espíritu egidiano, basado en la alianza de religiones. Pero perseveraron; su testarudez les honra. Año tras año, de ciudad en ciudad (en Barcelona han estado dos veces, en el 2001 y en el 2010), desoyendo a quienes les reprochan una supuesta falta de realismo, sientan a dialogar a líderes religiosos de distintos credos, a intelectuales y a gobernantes. Nunca les han faltado estos últimos: Merkel, Monti, el expresidente portugués Mario Soares, el francés Nicolás Sarkozy siendo ministro del Interior, Josep Piqué cuando era titular de Exteriores, Jordi Pujol como presidente de la Generalitat y también después... Este año en Sarajevo, veinte años después del inicio del asedio y de la guerra yugoslava, la presencia de mandatarios balcánicos es notoria. Saben de guerra y paz en Europa más que nadie.
MARÍA-PAZ LÓPEZ
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