La propuesta solidaria se realizó en la basílica Nuestra Señora de la Merced (Reconquista 207) y en las parroquias porteñas Nuestra Señora del Carmen (Rodríguez Peña 840) y San Pedro, del barrio porteño de La Boca, y en la iglesia =an Antonio de Padua, de Ciudad Evita, en la diócesis de San Justo.
También hubo almuerzos navideños en el Hogar de Ancianos Don Guanella, de Tapiales, y en un periátrico de la localidad bonaerense de Coronel Pringles.
Los templos se convirtieron así en improvisados comedores donde se dispusieron largas mesas, para que voluntarios sirvieran las comidas navideñas, conseguidas también gracias a donaciones. El menú =ncluía pollo, empanadas de carne, postre y hasta las habituales delicias =avideñas como turrones, pan dulces y garrapiñada.
Por primera vez, un grupo de personas carecientes se ofrecieron como voluntarios =ara servir los almuerzos a otras "más pobres que ellos".
"El asombro es la =ota distintiva de la jornada, aquí logran sentirse contenidos, en familia", subrayó.
En la parroquia de La Boca, los comensales estuvieron acompañados por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Vicente Bokalic. Hasta =llí llegaron especialmente ancianos, familias y niños.
En cambio, en la =arroquia del Carmen la mayoría eran "amigos de la calle", precisó Marco Gallo.
Este año, entre los =egalos para los presentes se incluyó la guía "Dónde comer, dónde dormir, dónde bañarse", editada por la Comunidad, junto con un =apa "impermeable" para llegar hasta esos lugares.
Los almuerzos navideños comenzaron en la basílica de Santa María en Trastevere, de Roma, y se fueron extendiendo a templos de otros puntos de Europa, así como de Asia, Africa y América.
Se calcula que más de ochenta mil personas asisten en todo el =undo a estas comidas.