La imagen civilizada que dio ayer el aeropuerto romano de Fiumicino contrastó con el drama diario en otras fronteras o en el mar. A la capital italiana llegó un grupo de 93 refugiados sirios, procedentes de Líbano, que habían obtenido un visado en la embajada de Italia en Beirut. Se trató del primer contingente, de un total de 1.000 personas, en un proyecto piloto de “corredor humanitario” puesto en marcha por el Gobierno en colaboración con la Comunidad de San Egidio, la Federación de las Iglesias Evangélicas de Italia y la Mesa Valdesa (una comunidad protestante arraigada desde hace siglos en el norte del país). Los refugiados regiones de Italia,donde recibirán ayuda para integrarse. A Fiumicino acudió a recibirles el ministro de Asuntos Exteriores, Paolo Gentiloni, quien instó a otros países a seguir el ejemplo como gesto de solidaridad hacia la población siria y hacia quienes sufren bajo el dominio de los yihadistas.
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