Mozambique: proyecto “Derechos humanos de los reclusos”, para que la vida no termine con la cárcel
27 de abril de 2010
La pobreza, la falta de una fuente de sustento, el abandono escolar, la ausencia de trabajo: estas son las causas que impulsan a muchos, en Mozambique, como en todas partes, a una vida de expedientes, que fácilmente deriva en ilegal.
Estas son las causas más frecuentes de detenciones, destinadas a repetirse hasta el infinito si no se afronta la raíz del problema de garantizar a quien está detenido la posibilidad concreta de mantenerse a sí mismo y a su familia, tras volver a casa.
Por eso la Comunidad de Sant’Egidio trabaja desde hace años para formar a los detenidos mozambiqueños, no solo con cursos de alfabetización sino también con cursos específicos de formación profesional que, enseñando un oficio, ayudan a la reinserción social tras el fin de la pena.
Cursos de ceramista, de panadero, de carpintero, de zapatero… volver a casa así, con un oficio, y a veces con los instrumentos del oficio regalados al final del curso significa realmente un cambio hacia una vida nueva.
Este año el trabajo de la Comunidad en este sector se ha reforzado gracias a un proyecto que cuenta con el apoyo de la Embajada de Holanda en Maputo, titulado “Direitos humanos dos reclusos”.
El proyecto empezó en junio de 2009 y durará tres años (hasta el 31 de diciembre de 2011). Prevé cursos de formación sobre derechos humanos para los voluntarios de la Comunidad que van a visitar a los detenidos y cursos de formación profesional a los detenidos de tres provincias mozambiqueñas. En 2009 el proyecto empezó en la provincia de Niassa, en 2010 se ha ampliado a la de Cabo Delgado, en 2011 llegará a Nampula.
Hasta el momento se han realizado ya una serie de talleres: en Lichinga se ha construido un pabellón para alojar el curso de carpintería, dotado con utensilios eléctricos y manuales. También se ha montado un taller de costura con la compra de máquinas de coser profesionales.