El viernes 25 de febrero el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, visitó el “campo” de gitanos de Via di Salone y estuvo hablando con algunos representantes de otros campos de la ciudad. La visita y el encuentro fueron organizados por la Comunidad de Sant’Egidio que hace décadas que conoce y va a encontrar a las familias de Via di Salone y a los demás gitanos rom y sinti “romanos”.
El cardenal Vallini, que iba acompañado del director de Caritas, monseñor Enrico Feroci, fue recibido por el presidente de la Comunidad, Marco Impagliazzo, que le presentó a los representantes gitanos que habían acudido desde más de quince campos de la ciudad y a los voluntarios de la Comunidad que habitualmente visitan el campo de Via di Salone y que lo acompañaron en su visita.
Dentro del campo el cardenal hizo un pequeño viaje por el mundo de los gitanos rom: visitó los contenedores y las caravanas de varias familias que forman el mosaico de población de los casi 1.000 habitantes de Via di Salone: gitanos rom de origen serbio, bosnio, rumano y montenegrino. Muchísimos de ellos, que están en Italia desde hace décadas, son ya de tercera generación nacida en Italia, y el cardenal Vallini escuchó las historias y los deseos que todos le expresaban. Conoció a los más ancianos del campo, Murat y Haijria, que superan los ochenta años, a jóvenes parejas provenientes de Cailino ‘900, a los gitanos rumanos recién llegados, a los niños y habló con todos con gran familiaridad.
Tras visitar el campo, el cardenal estuvo más de una hora hablando con los representantes llegados de los otros campos romanos. Marco Impagliazzo, al inicio del encuentro, subrayando la importancia de la visita del cardenal vicario a los gitanos, manifestó la alegría y el agradecimiento de la Comunidad de Sant’Egidio y de los gitanos y renovó la proximidad y el trabajo de la Comunidad.
El cardenal Vallini explicó que su presencia era muestra de la atención y el cariño que la Iglesia siente por los gitanos, y subrayó que en un momento difícil para toda la sociedad es necesario hacer un esfuerzo de solidaridad y de trabajo común. Luego llegó el momento de los gitanos, que con pasión y participación explicaron cómo era su día a día y expresaron sus esperanzas, al mismo tiempo que daban las gracias al cardenal y a la Comunidad por aquel excepcional encuentro. Casa, trabajo, familia, futuro, niños y saludo fueron temas recurrentes en muchas intervenciones de los gitanos, que pidieron ayuda y también ofrecieron su disponibilidad a colaborar para mejorar la convivencia en la ciudad. Al finalizar el encuentro el cardenal dijo que llevará consigo todo lo que vio y oyó, y aseguró que la Iglesia continuará trabajando al lado de los gitanos.