La amistad hace resucitar la vida de los ancianos en Tanzania
9 de mayo de 2011
La tarde del día de Pascua, la Comunidad de Sant’Egidio de la Universidad Sokoine, una universidad agrícola en Morogoro, en la Tanzania central, hizo una visita especial a los ancianos de la residencia “Fungafunga”.
Morogoro está a tres horas de automóvil de Dar es Salaam, hacia el interior. El panorama todavía es de costa, rico en palmeras, cálido y húmedo en esta última fase de la época de lluvias. La ciudad es pequeña y animada. Aprovecha la proximidad con la capital económica de Tanzania, aunque las zonas más pobres no son pocas, un tanto separadas de las calles principales, las asfaltadas.
E’Al lado de una de estas zonas, junto a las vías de tren, se encuentra Fungafunga, una residencia en la que viven unas treinta personas. Se trata de un grupo de casas pequeñas, nada más. La mayoría de los residentes son ancianos, pero además de las dificultades de la edad deben hacer frente a muchos otros problemas. La residencia Fungafunga, como pasa a menudo en Tanzania y en toda África, es una residencia multidisciplinar, donde se da un techo y un mínimo de acogida a leprosos, ciegos, personas con otras discapacidades físicas o mentales, albinos y refugiados de los Grandes Lagos. Todos tienen historias de pobreza y abandono. Todos han sentido el peso de la soledad y la falta de esperanza.
Con los residentes de la Fungafunga la comunidade la Sokoine ha empezado hace unos meses un servicio semanal, una amistad hermosa, que ha sorprendido tanto a los ancianos como a los jóvenes universitarios. Los ancianos estuvieron contentos de compartir parte de su tiempo y de sus recuerdos con jóvenes.
Los estudiantes estuvieron felices de descubrir el tesoro de humanidad que había en la vida de aquellos ancianos que habían sido relegados a un rincón. Como dijo uno de ellos: “el encuentro con los ancianos me ha dado una nueva visión de las cosas".
El clima de la residencia ha cambiado. Como dice la responsable de la Comunidad, “el sábado”, el día del servicio “ha empezado a tener un nuevo significado en la Fungafunga. Se ha convertido en el día de la esperanza, el día después del tiempo de la tristeza y del sufrimiento, el día para encontrar una nueva familia".
Los estudiantes de la Sokoina recuerdan que al inicio los ancianos pasaban gran parte de su tiempo lamentándose, añorando el pasado. Ahora ya no. Los ancianos piden a los jóvenes que les expliquen lo que viven y lo que ven, se abren a pequeños proyectos para el futuro. De la amistad surgen un tiempo y una esperanza nuevos. Y no mirarse sólo a uno mismo ya es un signo de Resurrección.
Así pues, la fiesta de Pascua fue una manera de afirmar que hay un nuevo horizonte de cariño y de amistad donde vivir. Estuvieron bien juntos, charlando, escuchando música, haciendo fotos y comiendo visheti, uno de los dulces tradicionales de la costa swahili.