Conakry (Guinea) – Carta de los mendigos de Conakry a la Comunidad
30 de junio de 2011
El 29 de febrero de 2009 un grupo de más de doscientos mendigos (entre los que había muchos discapacitados) con sus familias y sus hijos fueron expulsados del Marché Niger, en el centro de Conakry. Como por desgracia pasa en muchas ciudades europeas, también en la capital de Guinea la motivación fue la de “preservar el decoro urbano”. Los mendigos fueron cargados por la fuerza en camiones, sus pobres pertenencias fueron dispersadas, fueron llevados a la periferia y abandonados allí.
La Comunidad de Sant’Egidio tiene desde hace más de diez años un fuerte vínculo de amistad con estos pobres sin casa. El mismo día del desalojo había pedido al Ministerio de Asuntos Sociales poder recuperar un espacio para ellos en la denominada “Ciudad de la Solidaridad”, un pobre centro, en parte derrumbado, de la periferia de Conakry, en el barrio de Taouyah..
Desde entonces, la Comunidad ha llevado a cabo muchas iniciativas para ayudar a estas personas: el pozo de agua potable, la reparación de algunos centros de la “Ciudad de la Solidaridad”, la compra de parasoles para protegerles del sol y de la lluvia, la escolarización de los niños, la escuela de la paz, una constante ayuda sanitaria; y también ropa y alimentos para todos. En verano de 2009, los mendigos entraron durante seis meses en el plan de ayudas para la emergencia alimentaria, promovido por la Embajada italiana de Dakar.
En ocasión de una reciente visita, los mendigos, que se constituyeron en asociación (ASHADESG: Association des Handicapés Deminus Sociaux de Guinée) quisieron manifestar en una carta su agradecimiento a la Comunidad por todo lo que ha hecho por ellos, pero sobre todo por la fidelidad a una amistad que ya dura desde hace más de diez años.
La carta, que fue leída ante todos con emoción y fuerte voz por el presidente de la asociación Mamadou Diallo, habla de la alegría por "las visitas continuas de los jóvenes de la Comunidad de Sant'Egidio", que "nos ayudan desde hace años, y no se cansan de ayudarnos y de estar con nuestros niños para ayudarles a estudiar”.
Manifiesta la “alegría de ser visitados, curados y ayudados por vosotros, nosotros que fuimos expulsados y humillados como si fuéramos extraños y salimos así en la televisión nacional”.
“Cada año –continúa– vamos a la comida de Navidad, donde somos acompañados como invitados de honor”.
Y termina pidiendo a Dios “que bendiga a la Comunidad de Sant’Egidio y a todos sus jóvenes voluntarios que sirven a los pobres”.