El arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga, el imán jefe, Kobine Layama, y el presidente de la Alianza de Iglesias evangélicas de Centroáfrica, Nicolas Guerekoyame-Gbanbou, comprometidos desde hace años para consolidar la concordia religiosa y restablecer la colaboración pacífica en la República Centroafricana, se han reunido esta mañana con el profesor Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant'Egidio, bajo cuyos auspicios se firmó en septiembre un llamamiento por la paz y la reconciliación nacional que luego confluyó en el "Pacto republicano", reconocido por el Consejo de Seguridad de la ONU, con el que las fuerzas vivas del país se comprometían en favor de la defensa del marco democrático y de los derechos humanos y en la promoción de los valores de la República.
Andrea Riccardi ha hablado de la actividad de los tres religiosos como de "un signo de esperanza para vuestro país, porque en la amistad y en la proximidad entre exponentes de religiones distintas está la semilla de un futuro para la República Centroafricana". "Se ha plantado la semilla de la paz", afirmó el obispo de Bangui; y la planta crecerá alimentada por la fraternidad entre musulmanes y cristianos. Tenemos que aprender a vivir como hermanos, unidos en la diversidad, en la acogida, en el respeto mutuo".
Hablando del trabajo realizado conjuntamente a los demás jefes religiosos, el imán Kobine Layama ha dicho: "Queremos romper la desconfianza entre nuestras comunidades mediante la educación y la escuela, para reforzar la integración entre todas las comunidades presentes en el país y construir una nueva generación que comparta la misma cohesión social".
El pastor Guerekoyame-Gbangou se refirió a los temas de la justicia, del perdón, de la reconciliación, fundamentales en un país que ha sufrido luchas tribales y que conoce un gran número de refugiados internos y externos. "Tenemos que alentar el desarme de nuestros corazones –ha dicho– porque de lo contrario la guerra no parará". |