La llamada Comunidad de Sant'Egidio es una organización de laicos católicos con sede en Roma, que fue creada en 1968 y cuenta con unos 50.000 asociados distribuidos en el mundo, que realizan labores solidarias en 70 países. Trabajan en la atención de las urgencias y necesidades de las personas de escasos recursos, de los ancianos, de quienes viven en las calles y de los discapacitados.

Tiene asimismo un eficaz grupo dedicado a trabajar por la paz en los escenarios más conflictivos de la tierra, que ha obtenido algunos éxitos resonantes, como el alcanzado en Mozambique, donde en la década de 1980 fue un instrumento esencial para lograr los acuerdos que pusieron fin a la guerra civil que asolaba al país.

Otros escenarios de esos esfuerzos en procura de la pacificación han sido los del Congo, Angola, Uganda y los Balcanes. Por todo esto, su labor es ampliamente reconocida por la comunidad internacional.

Hoy, la Comunidad Sant'Egidio está dedicada a tratar de lograr un acuerdo político que pueda ayudar a poner fin a las horribles matanzas que tienen lugar en Siria. Objetivo particularmente complejo, como lo acaba de demostrar el reciente y lamentable fracaso de la misión de paz encargada al ex secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan, quien acaba de renunciar a su mandato.

No obstante, los hombres y mujeres de Sant'Egidio siguen trabajando en la misión de paz que concierne a Siria. Sin entregarse al desánimo, lo hacen en procura de unificar a la oposición y conferir a sus líderes una representatividad de la que todavía carecen.

Para ello han lanzado el "Llamamiento de Roma", que procura encontrar una solución política negociada a lo que se ha transformado en un durísimo enfrentamiento armado entre hermanos en un escenario de guerra civil. Sin dejar de reconocer el derecho inmanente a la legítima defensa, esa solución procura poner fin a la opresión y a la corrupción que anidan en el régimen de la familia Assad, apoyado por Rusia, China y Venezuela. Esta labor está basada en sostener que las armas no son una alternativa de solución, sino leña que se agrega a una hoguera encendida.

Cuando a muchos abruma la sensación de escepticismo respecto de una solución pacífica, la labor seria, discreta e incansable de la Comunidad de Sant'Egidio enciende algunas esperanzas..