La Comunidad de Sant’Egidio saluda los tres años de pontificado del papa Francisco como un regalo para la Iglesia y para el mundo. "En un tiempo en el que se han levantado muchos muros entre los pueblos –afirma el presidente Marco Impagliazzo– Francisco ha sido un constructor de puentes en su apostolado cotidiano y en el panorama internacional y eclesial, como demuestran las nuevas relaciones que se han abierto entre Cuba y los Estados Unidos y el histórico encuentro con el patriarca Kiril".
“Es un papa –destaca Impagliazzo– que, leyendo la realidad a partir de las periferias, se ha erigido en voz de los pobres indicando a todos el camino para colmar las distancias y curar las heridas de nuestras sociedades, incluida la herida medioambiental. No es casual que haya elegido abrir la primera puerta santa del Jubileo de la Misericordia en Bangui, capital de la República Centroafricana, asolada por la guerra. Francisco ha sabido dar un nuevo impulso misionero a la Iglesia proponiendo vivir la alegría del Evangelio: una fuerza "en salida", capaz de ofrecer al mundo un nuevo humanismo en años caracterizados por muchos conflictos y por una violencia difusa que afecta sobre todo a los más débiles".