En su breve estancia romana, tras la audiencia del papa Francisco en el Vaticano, Angela Merkel ha visitado la Comunidad de Sant’Egidio. La canciller alemana, que en 2011 participó en el Encuentro interreligioso organizado por Sant'Egidio en Múnich, ha estado en la sede de la Comunidad, en el corazón de Trastevere, durante más de una hora. En un coloquio con el fundador de Sant'Egidio, Andrea Riccardi, han afrontado los temas candentes del panorama internacional, empezando por la integración de los inmigrantes "nuevos europeos" y los viajes de la desesperación hacia nuestro continente que están provocando un número cada vez mayor de víctimas. Riccardi ha manifestado la "fuerte preocupación" de la Comunidad por esta emergencia explicando historias de algunas personas que han huido de la guerra, y la canciller las ha definido como "terribles" e "insoportables".
En la sala de la paz, donde en 1992 Sant'Egidio logró poner de acuerdo a las dos partes en conflicto en Mozambique, Merkel ha escuchado el saludo de Marco Impagliazzo: "La paz –ha dicho el presidente de la comunidad– es el mayor deseo de las personas. Los europeos hemos convertido la paz en uno de los ejes principales de nuestra integración. Hemos sufrido demasiado y hemos hecho sufrir demasiado por la guerra. Por eso, en cuanto europeos, y en cuanto cristianos, estamos comprometidos a hacer avanzar la paz. Hoy Europa vive un desafío: convivir pacíficamente. Para ello hace falta una obra de iluminación cultural y humana que permita superar desconfianzas, prejuicios y divisiones".
En la misma sala, la canciller ha contestado hablando de la Comunidad como de "gente valiente por la paz". También ha advertido a Europa que "la paz no se mantiene por sí sola" y ha invitado a los países de la Unión a "trabajar para difundir la paz en el mundo, como hacen ustedes, llevando su testimonio a muchos lugares del mundo, no solo hablando de paz, sino viviéndola: pienso en todos los gestos de reconciliación que han hecho ustedes posibles, creando puentes".
Tras invocar una "solución diplomática" para la guerra de Ucrania, ha exhortado a "no cerrar los ojos ante los conflictos del mundo, porque los problemas que no podemos resolver directamente podrían convertirse en un problema para nosotros". Frente a los flujos migratorios ha invitado a todos a ser responsables: "Debemos trabajar y tener la valentía y la confianza de ocuparnos de liberar a la gente de la pobreza y de la guerra, de ayudar a los niños". Y al final dio las gracias a la Comunidad por el encuentro: "Hemos podido estar en este lugar donde se recibe la fuerza y la valentía, inspirados por las raíces cristianas, donde no se cierran los ojos, donde se afrontan los problemas y las personas asumen la responsabilidad de sus actos. Tienen un pensamiento abierto y la libertad no de algo sino para algo. Y utilizan esta libertad humana para cambiar el mundo".
Antes de partir, Angela Merkel se ha hecho una foto de recuerdo con los trabajadores de la Trattoria degli Amici de la plaza de Sant'Egidio, gestionada por la Comunidad con algunas personas discapacitadas.
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