Las vacaciones de los niños de la Escuela de la Paz del Centro Nutricional de Matola es siempre uno de los momentos más importantes para todos nosotros. En este periodo del año las escuelas cierran por las vacaciones y aprovechamos para organizar unas vacaciones juntos de tres días con los niños. Este año la fecha tiene una importancia especial, porque hace 10 años de las primeras vacaciones junto con la Comunidad de Sant’Egidio en Moamba, localidad a 50 km de Maputo. Muchos de los Jóvenes por la Paz, que actualmente hacen la Escuela de la Paz, entonces eran niños que hacían vacaciones por primera vez en su vida con un grupo de jóvenes provenientes de Roma.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces y los mismos jóvenes de ayer organizaron, el 31 de octubre pasado, el lanzamiento de los Jóvenes por la Paz de Matola.
Las vacaciones con los niños este año han sido una ocasión también para invitar a muchos jóvenes de las escuelas superiores que conocieron con el lanzamiento del Movimiento a pasar algunos días en amistad y alegría junto a los niños de la Escuela de la Paz. Han sido días de alegría y de fiesta en los que todos se han sentido hijos de una misma familia. Una familia en la que se confunde el que sirve y el que es servido, los mayores y los más pequeños, los jóvenes y los adolescentes, los niños y las mujeres de DREAM. La alegría de la Escuela de la Paz ha contagiado también a los habitantes de la ciudad de Moamba, a los jóvenes de la Escuela profesional y a los padres salesianos del centro en el que se hicieron las vacaciones. Todos han vivido los días de las vacaciones como una gran fiesta. Los niños de la Escuela de la Paz de Matola provienen a menudo de familias muy pobres, algunos son huérfanos o viven situaciones familiares difíciles.
La Escuela de la Paz y el Centro Nutricional de Matola, adonde acuden cada día, son para ellos una verdadera casa y una gran familia donde no solo encuentran cada día un plato caliente para comer sino también cariño y padres y madres que les educan a vivir juntos y a aprender la importancia de la paz. La felicidad de los niños, que consiste en una cama para ellos solos, la posibilidad de comer tres veces al día, lavarse con agua corriente, jugar juntos y tener ropa nueva y limpia, ha contagiado también a los jóvenes que conocieron los meses pasados, durante los encuentros en las escuelas para presentar el movimiento de los Jóvenes por la Paz.
Como Jamilia, una joven musulmana a la que conocimos en una escuela secundaria del barrio de Libertade, que nos mostró su felicidad de poder estar junto a los niños diciéndonos que le parecía que nos conocía a todos desde hacía mucho tiempo y que había encontrado una familia acogedora, nuevos hermanos y que todo eso la llenaba de una gran alegría. Este año las vacaciones con los niños ha sido para todos una puerta abierta hacia el Jubileo de la Misericordia, una puerta que hemos atravesado junto a los más pobres: los niños de la Escuela de la Paz. |