Los refugiados, una oportunidad para crecer juntos
Día Mundial del Refugiado 2017
En la Biblia cristiana se habla de dos hombres, Pedro y Cornelio, dos hombres totalmente distintos por cultura y fe, que cuando se conocen descubren una verdad de la voluntad común de Dios para ambos que ninguno de los dos había visto hasta aquel momento. Aprenden que el Espíritu Santo derriba los muros que dividen y une a aquellos que podrían pensar que no tienen nada en común.
En todo el mundo, mujeres, hombres y niños se ven obligados a dejar su tierra a causa de la violencia, la persecución, las catástrofes naturales y provocadas por el hombre, las carestías y otros factores. El deseo de huir del sufrimiento es más fuerte que las barreras que puedan levantar para cortarles el camino. La oposición de algunos países a la emigración de los desplazados por la fuerza no impide que aquellos que se ven expuestos a sufrimientos intolerables abandonen sus casas.
Los países ricos no pueden eludir la responsabilidad de las heridas infligidas al planeta –catástrofes naturales, tráfico de armas, desigualdades en el desarrollo– que provocan la emigración forzada y la trata de seres humanos. Si bien es cierto que la llegada de inmigrantes a los países más desarrollados puede plantear desafíos no indiferentes, también es cierto que puede ser una oportunidad para abrirse y cambiar. El mismo papa Francisco nos plantea la pregunta: "¿Cómo vivir estos cambios, para que no se conviertan en un obstáculo para el auténtico desarrollo, sino que sean una oportunidad para un auténtico crecimiento humano, social y espiritual?". Las sociedades que encuentran la valentía y la visión para superar el miedo al extranjero y al inmigrante, descubren pronto la riqueza que estos traen consigo, desde siempre.
Si nosotros, los miembros de la familia cristiana, continuamos mirando a los refugiados como un peso, nos privamos de las oportunidades de manifestar solidaridad, unas oportunidades que son siempre de aprendizaje mutuo, de enriquecimiento recíproco, de crecimiento conjunto.
No es suficiente que los cristianos profesen amor por Cristo: un credo es auténtico solo si se plasma en un acto de amor. Nosotros somos un único Cuerpo de Cristo, sin dividir. Como dijo Dietrich Bonhoeffer: "Solo a través de Jesucristo somos recíprocamente hermanos y hermanas... A través de Cristo nuestra mutua pertenencia es real, integral, y para siempre". Si somos un único cuerpo, somos el tejido de una trama de solidaridad que nos define y nos exige.
Los signos de solidaridad pueden multiplicarse hasta rebasar los límites de la religión y de la cultura. Conocer a creyentes de otras convicciones nos estimula a profundizar en el conocimiento de nuestra fe; y en el encuentro con nuestros hermanos y hermanas refugiados, Dios nos habla y nos bendice como hizo con Cornelio y Pedro. En cada encuentro verdadero se produce un intercambio de dones. Compartiendo con otros lo que tenemos y poseemos, descubrimos que todo lo recibimos gratuitamente de Dios. Al mismo tiempo, acogiendo a aquellos con los que entramos en contacto, encontramos al Dios que está siempre presente junto a los vulnerables, a quien vive en la periferia, y en el prójimo.
En el mundo vemos cada vez más que se levantan muros para mantener alejados a los desplazados. No son solo muros reales, sino también los muros del miedo, el prejuicio, el odio y las ideologías. Intentemos, pues, en cuanto única familia humana, construir puentes de solidaridad en lugar de muros que dividen. Nuestras hermanas, nuestros hermanos refugiados nos ofrecen la posibilidad de enriquecernos y desarrollarnos mutuamente: Dios nos permite encontrarles.
Con la creación de nuevos cuadros normativos internacionales –como el Global Compact 2018: uno sobre refugiados y uno sobre migrantes– los Estados deberían no solo garantizar que la responsabilidad en la respuesta a estos fenómenos es más eficaz y compartida sino también aceptar la oportunidad de reconocer y valorar la aportación de los refugiados y los inmigrantes a las comunidades que les acogen.
ACT Alliance
Alboan
Anglican Alliance
Caritas Internationalis
Catholic Charities USA
Comunità di Sant'Egidio
Dominicos por Justicia y Paz
Entreculturas
Unión Internacional de Superiores Generales (UISG)
Leonardo International.
Servicio de los Jesuitas para los Refugiados
Federación Luterana Mundial
Pax Christi International
Missionari Scalabriniani
Rete Internazionale Scalabrini per le Migrazioni (SIMN)
Talitha Kum - Red Internacional de Vida Consagrada contra la Trata de Personas
Unión de Superiores Generales (USG)
Vivat International
Voices of Faith
Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (WUCWO) |