La Comunidad de Sant'Egidio manifiesta su solidaridad con la comunidad judía de Kiev por los ataques contra miembros de la comunidad de la sinagoga Rozenberg en el barrio de Podol, que se produjeron el sábado 11 de enero y el sábado 18 de enero, y en los que quedaron heridos Gigel Verchtajmer, de 26 años, y Dov-Ber Glikman, de 33 años.
Dicha manifestación de antisemitismo y xenofobia suscita profunda preocupación, pues dichas lacras llevaron en el siglo XX a la eliminación de 6 millones de judíos en Europa, muchos de los cuales vivían en Ucrania. Ninguna violencia, sobre todo si se basa en prejuicios nacionales o raciales, puede tener justificación alguna, y debe ser eliminada de la sociedad.
El 27 de enero el mundo entero recuerda las víctimas de la terrible tragedia de la Shoah. Recordaremos también la tragedia de Babyj Jar, que no es un hecho alejado, sino que es historia de nuestra ciudad, y la Comunidad de Sant'Egidio junto con la comunidad judía mantiene vivo el recuerdo de aquellos hechos. Entre nosotros siguen vivos testimonios que se salvaron de los fusilamientos en masa y personas que salvaron a judíos poniendo en peligro su propia vida. Hoy, en el siglo XXI, aceptar que se ejerza violencia contra las personas a causa de su origen significa olvidar el recuerdo de las víctimas inocentes y, sobre todo, privarnos del futuro a nosotros y a nuestros hijos. El recuerdo de la historia de nuestra ciudad nos impulsa a todos a estar especialmente atentos ante un despertar del antisemitismo, se presente como se presente.
En los últimos meses se habla mucho del futuro de Ucrania. Pero no hay futuro sin memoria. Y realmente, como escribió un ex preso de Auschwitz, aquellos que no recuerdan el pasado están destinados a repetirlo. Recordar el siglo XX genera en nosotros una fuerte esperanza de que los habitantes de Kiev no olvidarán y no callarán ante las manifestaciones de antisemitismo y de toda forma de discriminación, no aislarán ni despreciarán a la comunidad judía ni a ninguna otra comunidad nacional de nuestra ciudad.
Hoy no se puede aceptar que haya manifestaciones de antisemitismo en forma violenta o verbal. El antisemitismo es un desafío para todos los ciudadanos de Kiev. No se puede callar. Todos los ciudadanos de Kiev –judíos, cristianos, gentes de otras visiones– tenemos que comprometernos para que nuestro futuro se base en el rechazo del antisemitismo y de toda expresión de la cultura de la agresión, del odio y del desprecio.
|