Roma (Italia) (AICA):
La Comunidad de San Egidio informó en un comunicado de prensa acerca del destino de los 180 ciudadanos filipinos y los 170 indonesios que se quedaron sin nada en Italia, lejos de sus países y de sus familias. Se trata de los 350 trabajadores extranjero que el pasado 13 de enero se encontraban a bordo de la nave Costa Concordia, que naufragó en la orilla de la Isla del Giglio.
De ellos, dice el comunicado, se habló como de los “ángeles” que ayudaron y salvaron a cientos de personas. Son trabajadores procedentes de países lejanos que lograron desembarcar completamente mojados, helados y casi todos descalzos. Ninguno de ellos tenía ropa con que cambiarse, ni una familia o una casa en la que pedir ayuda. Por esta razón se dirigieron a la Comunidad de San Egidio que, desde su Centro de recaudación y distribución de Roma, la llamada “Ciudad eco solidaria”, les envió en pocas horas a estos náufragos abrigos, indumentos y zapatos junto a elementos de primera necesidad.
Por su parte, la embajada de Filipinas ante la Santa Sede agradeció de modo particular a esta Comunidad por el apoyo ofrecido, haciendo saber que todos los ciudadanos filipinos, después de una misa de acción de gracias, se encuentran ahora de regreso a Manila, mientras uno solo quedó en Italia internado en un hospital.
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