La Comunidad de San Egidio se ha convertido, en sus 40 años de historia que ahora conmemora -nació en 1968-, en un símbolo del diálogo por la paz. Es gracias a su mediación en decenas de conflictos armados por lo que es conocida como la “ONU del Trastévere”. Su fundador, Andrea Riccardi, recibirá el próximo 21 de mayo el prestigioso Premio Carlomagno por su contribución a la construcción europea, su empeño en favor de la paz y su defensa de los pobres. Entre las intervenciones más fructíferas de San Egidio está la que realizaron en Mozambique, contribuyendo al fin de la guerra; pero también han participado en otros conflictos, como el del País Vasco, donde las diócesis solicitaron la colaboración de la Comunidad para acabar con el terrorismo etarra.
“Siempre mantuvimos un hilo de diálogo. El hecho de que, al final, ETA decidiera romper la tregua supuso un dolor para nosotros y la asunción de que habíamos perdido una oportunidad. Desde entonces no hemos recibido ninguna solicitud para mediar. Ahora, la situación se ha deteriorado y no pienso que haya espacio para el diálogo“, cuenta a Vida Nueva Matteo Zuppi, sacerdote de la basílica de Santa María del Trastévere y elemento hiperactivo de la Comunidad.
El movimiento ha intervenido también en Uganda, la región sudanesa de Darfur, los Balcanes, R. D. del Congo, Costa de Marfil, Sri Lanka y Colombia, entre otros lugares. Pero si la mediación por la paz es la faceta global más visible de la Comunidad de San Egidio, su dedicación por los pobres es su empeño más local. La solidaridad con los desfavorecidos es uno de los puntos cardinales de su ideario. En el barrio de Trastévere, en Barcelona, en Kinshasa o en cualquier lugar donde esté presente este movimiento hay un servicio gratuito para los necesitados. Inmigrantes, ancianos, familias desestructuradas, indigentes, presos, discapacitados o cualquiera que lo necesite puede encontrar ayuda.
El irrefrenable deseo por dialogar ha hecho que la Comunidad sea también un destacado interlocutor en el campo ecuménico e interreligioso. Esta vocación fue palpable en el encuentro organizado en Malta el 18 de noviembre de 2008, año en que el movimiento inició la celebración de su 40º aniversario. El próximo encuentro tendrá lugar en la región polaca de Cracovia y llevará a los asistentes al campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau. Para Andrea Riccardi, presidente y fundador de este movimiento, será un momento emotivo. El acudirá a Auschwitz-Birkenau, con el espíritu impulsor de la Europa unida, y también como flamante galardonado con el Premio Carlomagno.