En los últimos días, un grupo de jóvenes de Sant'Egidio de Blantyre, junto al padre Frank y al padre Ernest, dos sacerdotes de la Comunidad de Malaui, han repartido ayuda a los refugiados mozambiqueños del campo de refugiados de Luwani, una enorme extensión de tiendas donde se alojan desde hace algunos meses más de 4000 personas que han abandonado su país huyendo de la violencia y los saqueos que se produjeron en la región de Tete –sobre todo en las zonas rurales– en un periodo de grave inestabilidad política y de creciente violencia en Mozambique.
El campo está a 70 km de Blantyre, en una zona aislada, de difícil acceso, alejada de los centros habitados y de los medios de transporte habituales. La mayoría de los refugiados son mujeres y niños o adolescentes, muchas veces sin padres. Son personas muy pobres que lo han perdido todo, no tienen ropa, utensilios ni alimentos y que huyeron de imprevisto de sus casas, que en muchos casos fueron pasto de las llamas.
Hace aproximadamente un mes una delegación de la Comunidad visitó el campo y vio las condiciones en las que allí se vivía y las necesidades más urgentes, a partir de lo cual diseñó un plan de ayuda eficaz.Han repartido ropa y zapatos sobre todo a los niños –que son la mayoría de la población del campo–, y cubos y palanganas a las familias para proveerse de agua, lavarse y cocinar. De gran utilidad han sido las pastillas para purificar el agua para beber. La falta de agua potable es una de las principales causas de enfermedades e infecciones en el campo.
Los refugiados sintieron una gran alegría y dieron las gracias por no haber caído en el olvido. La presencia de los dos jóvenes sacerdotes alentó a los refugiados a pedir recibir la comunión. Pronto se organizará una misa para ellos en el campo.
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