Doscientos cincuenta niños y jóvenes de las Escuelas de la Paz han participado en las vacaciones organizadas por los jóvenes de la Comunidad de Sant'Egidio de Génova. Unos ochenta estudiantes de instituto y de universidad han animado tres turnos de una semana en Massa Marittima, entre juegos, tardes en la playa y fiestas.
Los niños también acogieron a algunos invitados: un grupo de refugiados de Afganistán, de Gambia y de Nigeria –estudiantes de la escuela de lengua y cultura italianas de la Comunidad– explicaron sus viajes de la esperanza. Los niños escucharon en silencio total y hicieron muchas preguntas: "quien llega a nuestra ciudad escapando de una guerra –dijo Francesco, de diez años– muchas veces encuentra a personas antipáticas, que lo tratan mal. Muchas personas tienen miedo y piensan en seguida que son peligrosos. Nosotros tenemos que explicar a todos sus historias, ayudarles y acogerles".
Con un grupo de amigos ancianos, en cambio, los niños rezaron juntos por la paz, recordando todos los países en guerra. En paralelo a la oración, los jóvenes musulmanes hablaban juntos del Corán y de la importancia de la paz en el islam, debatiendo sobre la importancia del mes del Ramadán para comprender la vida de los pobres y luchar contra el mal en su interior: Miriam, niña de la Escuela de la Paz que ha vuelto a Marruecos a vivir y viene a Italia en verano, para pasar sus vacaciones con sus amigos genoveses, explicó que "quien utiliza la violencia en nombre de Dios comete un error gravísimo: en la práctica utiliza el islam como una máscara, para esconder sus verdaderas intenciones".
Los niños hablaron juntos de la ciudad en la que viven: de las cosas hermosas, de las cosas que quieren cambiar: "queremos trabajar –escribieron en un manifiesto que recoge el fruto de sus debates– para construir una ciudad mejor, donde haya espacio para todos, sobre todos para los más débiles. Querríamos hablar con las personas, porque pensamos que tenemos cosas importantes a decir contra la violencia y por la paz, para explicar que no tenemos que juzgar a los demás sin conocerles. Queremos ir a encontrar a quien está solo y triste (los discapacitados, los ancianos) y hacer muchas fiestas para ayudar a las personas a hablar entre ellas y a hacerse amigas. Podríamos invitar a quien ha hecho un largo viaje para escapar de la guerra, y así todos podrían conocerles y aprender a no tener miedo de ellos. En definitiva, queremos cambiar el lugar donde vivimos dando buen ejemplo con nuestra energía y nuestros sueños. Porque estamos convencidos de que, con el trabajo de todos, nuestra ciudad puede ser para todos".
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