"La fuerza del camino en el espíritu de Asís es confirmar que no hay guerra y violencia en nombre de Dios", y eso es aún más cierto ante "Guerras más inhumanas" y ante "un empeoramiento respecto a las mismas modalidades de la guerra previstas por las convenciones de Ginebra sobre los prisioneros y los heridos, así como por el derecho humanitario".
Así lo ha dicho Andrea Riccardi en la Asamblea inaugural del encuentro organizado por la Comunidad de Sant'Egidio Peace is the Future, Religion and Cultures in Dialogue 100 Years after World War I, que se celebra en Amberes desde hoy hasta el 9 de septiembre.
El fundador de la Comunidad deSant'Egidio no escondió que hablar de paz hoy puede parecer solo un deseo: "La guerra ha vuelto al territorio europeo entre Rusia y Ucrania –ha dicho– y la arquitectura de Oriente Medio se ha desmoronado, mientras que los refugiados del norte de Irak son perseguidos y huyen. Siria se encuentra envuelta en una guerra destructiva e inhumana. Historias dolorosas que nacen debido a la rehabilitación de la guerra como instrumento y a la combinación de religión y violencia".
La inhumanidad de las guerras actuales se ve –ha continuado Riccardi– en la exhibición de la crueldad, que hasta ayer sus autores solían ocultar, pero que hoy, en un mundo global, la utilizan como arma: masacrar y exhibir el horror (mujeres y hombres a los que humillan, expulsan de sus casas, desnudan, fusilan o incluso peor) es un auténtico terrorismo".
Ante este escenario Riccardi ha recordado que durante el viaje de vuelta desde Corea el papa Francisco hizo referencia a los conflictos actuales, y los calificó casi como una tercera guerra mundial, pero a trozos, y se preguntó: "En este escenario nos preguntamos: ¿la paz representa nuestro futuro?".
A dicha pregunta contestó: "A lo largo de un camino que empieza en Asís en 1986, de año en año, hemos explicado que la paz es algo demasiado serio como para dejarlo en manos de unos pocos. Entonces Juan Pablo II dijo: 'La paz es una obra abierta a todos y no sólo a los especialistas, a los sabios y a los estrategas'. De ahí brota este movimiento de paz y de diálogo, que ha pasado por numerosos escenarios difíciles".
Y concluyó diciendo: "Con más fuerza que ayer, estamos convencidos de que la paz es un gran ideal, que puede inspirar políticas y vidas personales. La paz es un ideal pisoteado en demasiadas zonas del mundo: ¡debe resucitar! La paz es el gran ideal para sociedades vacías y sin ideales". |